La investigación sobre el desarrollo adulto nos dice que nuestras vidas se mueven a rachas: varios años de relativa estabilidad y concentración, luego varios años con ciertos estallidos de inquietud. Uno de los periodos de ese tipo más conocido es el que se ha denominado crisis emocional de los 30 años.
Este periodo, muy común en las sociedades desarrolladas, puede resultar desconcertante y hasta angustioso, pero, correctamente manejado, puede resultar incluso una buena oportunidad para sentar unas bases saludables para las próximas décadas de vida. Aquí revisamos algunos de los desafíos comunes de la crisis de los 30 años y sus principales etapas.
A qué se debe esta crisis
Parte del desafío de esta época proviene del hecho de que, en este periodo, la vida de una persona realmente se está asentado. Para muchos, la década de los 20 años estuvo llena de cambios importantes: se termina la etapa formativa o la educación superior, se decide una carrera profesional o se inician las actividades laborales de un modo más definitivo.
Los cambios en el aspecto laboral pueden empezar a definir una carrera profesional a largo plazo. En cuanto a las relaciones, se pasa de las citas a plantearse la estabilidad o incluso el matrimonio. Independientemente de las situaciones personales, es una década de mucha actividad y cambios.
Al llegar a la frontera de los 30 es muy probable que se esté más asentado y con rutinas diarias más estables, tanto en lo personal como en el trabajo. Se tiene tiempo para recuperar el aliento y hacer un balance de en qué punto de la vida nos encontramos.
¿Qué síntomas tiene la crisis emocional de los 30 años?
Este es el período en el que se espera que se tengan resueltas muchas cuestiones que nos permitan tener el resto de nuestras vidas configurado. Esto es mucha presión para poner sobre los hombros de una persona, que en realidad tiene aún muchísimas experiencias y vida por delante. Por eso no es de extrañar que tanta gente esté luchando con este tipo de crisis en la actualidad.
Se suelen considerar, cinco etapas en una crisis emocional de los 30 años.
1. Choque
Donde parece que todo está mal y todo se derrumba. Cuando se está en esta etapa, por lo general, se siente que no se puede creer que esto esté sucediendo, especialmente cuando todo parecía ir tan bien antes. La pregunta recurrente que se hace uno mismo en esta fase es: ¿He hecho las elecciones equivocadas?
2. Negación
Luego, la persona afectada comienza a protegerse contra este tipo de pensamientos entrando en un período de negación. Se repite a sí misma que todo está bien y que no hay nada de qué preocuparse. Se intenta convencer de que se han tomado las decisiones correctas y que se debe continuar haciendo lo que he se ha estado haciendo.
3. Frustración
Por lo general, la siguiente etapa es un período de frustración porque se entiende que se ha trabajado muy duro y, sin embargo, todavía se siente una profunda insatisfacción y hasta estrés por el rumbo de la vida.
4. Depresión
Este tipo de proceso puede derivar en una estructura depresiva, en la que se amplían las sensaciones de inseguridad. Un periodo en el que se piensa en tiempos más felices, y se comienzan a experimentar sentimientos de nostalgia y de arrepentimiento de decisiones, o de no haber hecho las cosas de manera diferente.
5. Repetición
Este ciclo de puede repetir, cayendo sucesivamente en episodios de frustración y depresión recurrentes.
¿De dónde puede provenir el problema?
El problema se engendra en el momento en que alguien comienza a sentirse atrapado por sus elecciones. Es algo especialmente importante para alguien de alrededor de 30 años, que realmente está comenzando su vida adulta.
Agotarse de la rutina
Se puede concretar este tipo de crisis en una sensación de agotamiento por la rutina diaria. Puede comenzar a sentirse un deseo abrumador de cambiar la dirección de la vida, ya sea profesionalmente hablando, o en el terreno personal, o de ubicación social.
Es un período de ansiedad, dudas y decepción en torno a la propia carrera, relación o vida social. Si se está experimentando una crisis de la mediana edad a los 30, es posible que se desee dejar el compromiso, el trabajo o la relación que lo hace sentir atrapado y comenzar completamente de nuevo.
También tiene sus raíces en varios miedos. Por ejemplo, una persona que está atravesando una crisis emocional de los 30 años de edad puede experimentar miedo a envejecer, miedo a perder los sueños e ideales que le definen, miedo a la muerte e incluso miedo a perder la autoestima.
Es una reacción al sentimiento de que la juventud se está escapando, sin que se hayan concretado las metas marcadas para este periodo.
Los parámetros sociales
Las expectativas de generadas por los parámetros sociales pueden hacer que el peso de las metas marcadas se vuelva abrumador. Para algunos, los niños y el trabajo (o la falta de él) Pueden convertirse en dos de las principales causas de estrés. También existe el temor de no tener metas, o de que las metas que fijadas no sean realistas e inalcanzables.
Si se está experimentando alguna de estas sensaciones no dude en contactar con nosotros; es muy importante ponerse en manos de especialistas experimentados. Con el asesoramiento debido se puede reconvertir esta situación y afrontarla positivamente.
¿Qué hacer si estoy pasando por una situación similar?
Si crees que estás pasando por la crisis emocional de los 30 años busca ayuda. Si no sabes por dónde comenzar, no dudes en contactar con nosotros, estaremos encantados de ayudarte.