La psicología inversa es una técnica que consiste en lograr que las personas hagan algo incitándolas a hacer lo contrario. Probablemente la hayamos utilizado en ocasiones sin que ni siquiera nos demos cuenta. Seguramente habremos recurrido a ella cuando queremos que alguien haga algo, pero estamos bastante seguros de que no lo hará, aunque se lo pidamos amablemente. Así que recurrimos al ingenio diciéndole a esa persona que haga exactamente lo contrario de lo que realmente queremos que haga.
Cuando le decimos a alguien: “deja, no lo hagas que yo lo hago mejor”, sabiendo que al escuchar eso se va a poner a hacerlo. Además, se esmerará en hacerlo, estamos usando la psicología inversa.
¿Cómo funciona la psicología inversa?
La psicología inversa es una estrategia muy utilizada en marketing y en publicidad, para conseguir lo que se quiere pidiendo o sugiriendo lo que no se quiere. De modo más académico se le suele denominar como auto-anticonformidad estratégica, ya que se basa en comunicar lo contrario de lo que quieres como estrategia para conseguir lo que deseamos.
En el uso de la psicología inversa es importante el conocimiento que se tiene del ámbito y las personas con las que se aplica; se utiliza convencidos de que la persona que la recibe se va a rebelar contra la sugerencia que se le hace, tomando la opción contraria. Este comportamiento tiene en cuenta el concepto de reactancia.
La reactancia es una terminología psicológica que hace referencia a la reacción que se tiene cuando alguien siente que su libertad está siendo cuestionada o amenazada. Como respuesta a ese cuestionamiento, se tiende a hacer lo contrario de lo exigido.
La reactancia es el núcleo de funcionamiento de la psicología inversa. La estrategia a utilizar es conseguir que la persona experimente la sensación de reactancia, de modo que reaccione de forma contraria a lo demandado. Si hemos pedido lo que no queremos, es probable que el resultado sea que se haga lo que realmente queríamos gracias a la reactancia.
Características de la psicología inversa
Como hemos visto, la razón principal por la que funciona la psicología inversa es que cuando las personas se sienten presionadas a actuar de cierta manera, a menudo prefieren hacer lo contrario para afirmar su autonomía.
En consecuencia, la psicología inversa funciona especialmente bien en personas que tienden a estar en desacuerdo con lo que se les dice o con las órdenes que se les dan (a estas personas a veces se les llama en este contexto inconformistas o anticonformistas). Debemos tener en cuenta que algunas personas tienden a estar en desacuerdo con otras en general, mientras que otras tienden a hacerlo solo en contextos específicos, o cuando se trata de personas específicas, como figuras de autoridad.
Además, existen otros factores que pueden hacer que las técnicas de psicología inversa funcionen en casos particulares. Por ejemplo, en una situación en la que un colega molesto le dice a alguien que es imposible hacer algo, es posible que se sienta impulsado a hacerlo como respuesta de competitividad hacia ese colega.
En general, la psicología inversa funciona principalmente porque cuando las personas se sienten presionadas a actuar de cierta manera, intentan hacer lo contrario para aumentar su sentido de control.
Las técnicas de psicología inversa a veces se denominan «paradójicas». Estas implican incitar a las personas a hacer una cosa mientras esperan que hagan lo contrario.
Recomendaciones de uso
Hay muchas situaciones en las que puede usar la psicología inversa, y diferentes enfoques funcionarán mejor en diferentes situaciones. Por ejemplo, si estamos tratando de hacer que una persona rebelde haga algo y sabemos que desafía a las figuras de autoridad por una cuestión de principios, el curso de acción preferido probablemente será prohibir el comportamiento objetivo que deseamos que adopte.
En general, se puede usar este tipo de psicología de varias maneras. Una es prohibiendo lo que deseamos que realmente se haga. Otra es cuestionando la capacidad de alguien para poder hacer algo y alentando justo a lo contrario de lo que deseamos que suceda. Diferentes enfoques funcionarán mejor en diferentes escenarios, y al usar la psicología inversa hay que asegurarse de que no estamos actuando de una manera que pueda llevar a la persona objetivo a pensar que le proporcionamos objetivos erráticos o inconsistentes.
Finalmente, cuando se utiliza la psicología inversa, generalmente se desea hacerlo de la manera más sutil posible dadas las circunstancias, para evitar que la otra persona lo perciba como una estrategia. Específicamente, si la persona objetivo se da cuenta de lo que estamos haciendo, la psicología inversa generalmente fallará. Además, debido a que esta técnica es inherentemente manipuladora, puede dañar nuestra relación con la otra persona.
Si quieres más información sobre la psicología inversa, en Instituto Somos estamos para ayudarte. Consúltanos cualquier duda.