Cada vez son más las consultas que recibimos de padres aterrados y confundidos por el comportamiento agresivo y /o violento de sus hijos.
Muchos de ellos nos cuentan que eran niños tranquilos en su infancia
y que no les daban grandes problemas, pero al llegar a la adolescencia, dicen no conocer a su hijo, que ha cambiado, que les insulta y les agrede.
Los padres se sienten culpables y se preguntan ¿En qué hemos fallado?
¿Qué podemos hacer los padres para cambiar esta situación de violencia inversa?
Los hijos atacan, pegan e insultan a sus padres sometiéndolos al miedo, los padres se sienten impotentes y en algunos casos tienen que recurrir a poner medidas cautelares y judiciales.
Este tipo de conductas son cada vez más frecuentes entre los adolescentes, nuestros hijos se vuelven auténticos tiranos , y lo más triste de esto que está ocurriendo , es que nosotros somos consentidores y hemos creado a estos hijos que hasta hace dos días nos estaban dando besos y abrazos.
¿Qué es lo que ha fallado? ¿En qué nos hemos equivocado?
Si analizamos bien las causas, podemos apreciar que el sistema educativo se nos ha ido de las manos y hemos pasado del autoritarismo casi militar al “todo vale”.
No hay normas, ni reglas, ni límites, no hay obligaciones, todo es fácil.
Se dan los premios sin esfuerzo, o bajo la ley del mínimo esfuerzo, “no hago nada y mis padres me compran de todo”.
No hay retirada de premio , Por ejemplo casi todos los niños tienen hoy en día una Nintendo , cuando el niño desobedece y no se porta bien , los padres no le retiran el juego, muchas veces para que a ellos mismos los dejen tranquilos.
No existen los valores, se ha perdido el respeto, pertenecer al grupo de los que humillan es lo divertido, y lo peor es que es contado en casa y los padres les ríen la broma de mal gusto que le han hecho a un compañero o amigo en lugar de corregir la conducta del niño.
Los padres no se ponen de acuerdo en la educación del niño, cuando uno permite, el otro prohíbe, un miembro de la pareja desautoriza al otro.
Otro de los problemas que está muy latente es el de la competitividad, ya que algunos padres no quieren que sus hijos sean menos que los otros y les compran a sus hijos cosas materiales para que “no hablen mal de ellos”
También está pasando que los divorcios pongan a los hijos en contra de uno de sus progenitores, a este fenómeno social se le denomina “Síndrome de alienación parental”, en el que el niño es el que paga las consecuencias ya que es utilizado para hacer daño a uno de los dos padres. El niño es utilizado como arma arrojadiza en contra del otro.
Cada una de las conductas que hemos enumerado entre otras son las que preparan el campo de cultivo para que nuestros “angelitos se conviertan en demonios”, y lo peor de todo es que nosotros, los padres hemos abonado dicho campo, creando adolescentes inseguros con baja tolerancia a la fustración , que no permiten una negativa por respuesta , ya que les hemos acostumbrado a darles de todo sin pedir nada y por lo tanto se creen en el derecho de reclamar lo que ellos consideran suyo y que los padres tenemos obligación de darles todo lo que pidan para que no sufran.
Si estamos viendo que este sistema no funciona, empecemos a actuar y a cambiarlo.
Lo primero es empezar a saber qué cosas son las que tenemos que corregir los padres:
A ser posible, ambos progenitores, padre y madre se han de poner de acuerdo en la educación de sus hijos, lo mejor es una educación basada en valores morales, Fomentando sobre todo el respeto.
Educar al niño, poniendo límites, pero con afecto, el niño debe saber distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. La educación democrática es la más adecuada.
También tiene que saber lo que cuestan las cosas, que todo requiere un esfuerzo para conseguir el premio.
También tienen que aprender que un NO, significa un NO, y debe saber que las figuras de autoridad son sus padres.
En caso de que los padres estén divorciados, que no se utilice al niño para ponerlo en contra del otro. Esto tarde o temprano tiene consecuencias muy negativas, ya que el mismo niño se vuelve manipulador.
En fin, padres empecemos a cambiar nuestras conductas, ya que los niños del presente, serán un día los hombres del futuro y es parte responsabilidad nuestra empezar a formarlos y a prepáralos para ello.