fobia social y cómo afrontar este transtorno

El Trastorno de Ansiedad Social, conocido vulgarmente como fobia social o TAS a secas, es una dolencia cada vez más frecuente en los países del mundo desarrollado. Entre sus causas se encuentra la superpoblación de los entornos urbanos y la exposición a actitudes poco amigables frente a algunos colectivos, aunque desde la declaración de la pandemia de SARS-CoV-2 se han multiplicado los casos debido a las medidas de restricción de movilidad y al confinamiento domiciliario.

Qué es la fobia social

La fobia social es el nombre común que se le otorga a un conjunto de rasgos y síntomas físicos que conforman el Trastorno de Ansiedad Social (TAS), una enfermedad caracterizada por anomalías en el comportamiento que son signo inequívoco de rechazo al trato con otras personas, sufriendo episodios de temor e incluso pánico, sudoración excesiva, temblores, espasmos musculares y taquicardia. La fobia social y sus síntomas son frecuentemente confundidos con la timidez o con un carácter más introvertido, aunque los psicólogos tienen claro al respecto que son dos cosas enormemente diferentes. En el caso de la fobia social, el individuo puede llegar a ver alteradas sus rutinas diarias por culpa de la aparición repentina de una persona o por encontrarse en un espacio público atestado de gente.

La diferencia entre timidez y fobia social es clara en manos de un psicólogo, que sabrá distinguir si el paciente simplemente carece de las habilidades sociales suficientes como para interactuar con otras personas, o realmente se trata de un trastorno en el comportamiento que le genera pavor al trato interpersonal. A pesar de no parecer una enfermedad grave, la alteración y el grado de nerviosismo que puede llegar a producir en quien la padece hace obligatoria la visita al psicólogo por las alteraciones en el día a día que es capaz de producir.

Solo un especialista sabrá profundizar en las causas que lo provocan y será capaz de personalizar el tratamiento de cara a encontrar la fórmula más efectiva para que el sujeto retome las interacciones entre otros individuos.

A qué se debe la fobia social

Existen multitud de factores que influyen en el desarrollo de un trastorno de este tipo. Entre las causas más comunes de la fobia social se encuentran experiencias negativas traumáticas durante la infancia o la adolescencia o un carácter excesivamente introvertido que impida el correcto desarrollo de cara a dirigirse a otras personas. También tienen mucho que ver los antecedentes familiares y las características estéticas del individuo, dado que la presión por estar a la altura en cuanto al aspecto se mantiene firme desde hace décadas y supone un lastre para quienes sufren este tipo de trastornos, incidiendo negativamente en cada exposición pública.

Seguramente todos compartamos, o hayamos compartido en algún momento de nuestras vidas, alguno de estos rasgos.

¿Cómo sé si tengo fobia social si alguna vez me he sentido de manera similar al encontrarme con otras personas en el mismo espacio?

Lo cierto es que solamente un especialista sabrá diferenciar entre qué es una timidez extrema y qué es un verdadero trastorno de ansiedad, pero la pauta más convincente a seguir es la de preguntarse si se mantienen las mismas rutinas que hace unos meses en el día a día. En caso de que la respuesta sea afirmativa, es poco probable que estemos hablando de un TAS, puesto que los trastornos de la ansiedad normalmente afectan a actividades cotidianas como la asistencia al gimnasio, al puesto de trabajo o incluso al apetito. He ahí la diferencia entre timidez y fobia social, siendo uno de los primeros filtros que nos permitirá averiguar por nosotros mismos si podemos estar sufriendo un TAS o tenemos predisposición, por carácter o factores hereditarios, a sufrir un trastorno de fobia social.

Tipos de fobia social social

El Trastorno de Ansiedad Social puede experimentarse a distintos niveles y tener causas muy dispares. En función del origen del trastorno y de las consecuencias que desencadene, podremos estar hablando de un tipo u otro, aunque recientemente se ha abierto la veda a ampliar la designación de este trastorno para clasificarlo de una manera más realista y eficaz.

La división original distinguía únicamente entre dos tipos de fobia social, la generalizada y la no generalizada, en función de los factores que desencadenaban la sintomatología propia de un ataque de ansiedad. La primera surgía de forma espontánea, pese a que no existiera ningún estímulo previo de interacción con otras personas, mientras que el segundo hacía acto de presencia ante momentos puntuales con personas del entorno.

No obstante, desde hace más de diez años y gracias a un informe elaborado por la Universidad de Elche y la Universidad de Murcia publicado en el Journal of Anxiety Disorders, la clasificación de tipos de fobia social se ha ampliado, diferenciando dos tipos genéricos de fobia social y cuatro más específicos que varían en función de las situaciones en las que se sufre.

La clasificación general recoge los trastornos de ansiedad social por ansiedad de interacción y por ansiedad de actuación. Los primeros se desencadenan por temor a relacionarse con otras personas, mientras que los segundos vienen motivados por el miedo a ser constantemente observados por los demás. La clasificación más concreta recoge otros cuatro subtipos de TAS: la específica, la levemente generalizada, la moderadamente generalizada y la gravemente generalizada, que tiene en cuenta la frecuencia de la aparición de los síntomas y los agentes que actúan de catalizadores. Por tanto, se recoge un total de seis tipos de fobia social distintos, para los cuales existen tratamientos y protocolos específicos diseñados para combatir sus síntomas, mejorando la calidad de vida de quien la padece.

La fobia social y sus síntomas pueden aplacarse siempre y cuando se cuente con la ayuda profesional de un psicólogo, sobre todo en las fases tempranas o cuando se cree que se puede estar sufriendo de esta dolencia. Solo un especialista cualificado identificará la diferencia entre timidez y fobia social tras estudiar los comportamientos que creas que pueden estar formando parte de ese trastorno, y resolviendo las dudas acerca de su presencia. Es importante saber que los síntomas de la fobia social no desaparecen por sí mismos en caso de ser verdaderamente un trastorno, y que únicamente un experto podrá clasificar adecuadamente tu trastorno entre los seis tipos de fobia social diferentes que puedes estar padeciendo.

Por eso, si identificas algunos de los síntomas que te hemos mencionado y no paras de preguntarte “¿cómo sé si tengo fobia social?”, lo mejor para salir de dudas es que acudas a un psicólogo. No solo te proporcionará las mejores pautas para combatir sus síntomas y podrá hacer un seguimiento exhaustivo de tu caso, sino que eliminará cualquier rastro de la ansiedad que te pueda generar el no saber si sufres realmente de un trastorno de ansiedad social.

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