Se supone que cuando una madre engendra un hijo lo hace porque desea ser madre o porque quiere traer al mundo a un ser humano al que pueda querer, cuidar y educar.

Pero, que ocurre cuando esto no es así, cuando la mujer y no la madre se queda embarazada por un descuido, porque su pareja quiere ser padre, porque si lo aborta es un pecado muy grande que está cometiendo, etc.

En algunas ocasiones ocurre que esa mujer no desea tener ese hijo, no lo quiere, el niño/a es atendido y alimentado, como un deber, como una obligación, no porque quiera hacerlo.

La madre rechaza inconscientemente al hijo/a negándole el mayor alimento que se supone que una madre debe darle a un hijo; su amor incondicional.

Ese niño crece con carencias afectivas, y sin querer las va buscando y no sabe como, en muchas de las ocasiones estos niños son víctimas de abusadores tanto físicos como sexuales.

Estos niños crecen sin autoestima, se encuentran perdidos, en tierra de nadie y casi siempre son encontrados por personas que no tienen escrúpulos, son “enfermos mentales en la oscuridad”, ya que cara a la sociedad son personas educadas, buena gente y sociables.

Pero en realidad son seres pervertidos y manipuladores que saben escoger a los niños que ellos ven que están a la deriva, y sobre todo del entorno familiar, un abuelo, un padre, un tío.

Los niños se acercan a ellos buscando el afecto que no reciben de otra manera sino es a cambio de favores en la mayoría de los casos sexuales, normalmente son chantajeados.

Los niños siempre deben ser seres especiales de cuidado y comprensión

Comprados con regalos, o les hacen creer que es solo un juego, es nuestro secreto les dicen.

El niño sabe en su fondo que lo que hacen no está bien, que es algo feo, que no ha de contar a nadie porque piensa que a él también le gusta ya que en muchas ocasiones experimenta placer y se siente culpable al sentirlo, piensa que él es el malo.

Pasa mucho tiempo confundido, incluso es el niño el que busca a su abusador porque cree que es la única manera que lo puede querer.

Algunos de ellos de pequeños, ya presentan cuadros de ansiedad, depresión, se orinan en la cama, bajan el rendimiento en el colegio.

Unos empiezan a experimentar malestar psicológico cuando llegan a la adolescencia, se sienten sucios e impotentes y algunos de ellos acaban contándolo, provocando en las familias una catástrofe, ya que el abusado todavía se siente más culpable por haber provocado todo este desasosiego familiar.

Otros para mitigar o callar su dolor se drogan, beben, son promiscuos, realizan conductas de alto riesgo, en el fondo se odian a sí mismos, se devalúan como personas, algunas acaban con su vida.

La gran mayoría deciden callar y hacen una vida “normal”, como si este hecho no hubiese existido, lo bloquean en su mente, pero ellos no se sienten bien, tienen ansiedad, depresión, obsesiones, beben más de cuenta, se drogan y todo para acallar el dolor, los más sensibles tienen enfermedades graves como canceres ya que este secreto se lo llevaran a la tumba y nunca mejor dicho.

Hemos observado que algunas de estas personas se acercan a la consulta de psicología presentando cuadros depresivos, ansiosos o de despersonalización y nos hemos dado cuenta que el origen de estos cuadros psicopatológicos son causados porque algunos de ellos han sido víctimas de un abuso continuado. Ellos nos cuentan que jamás hubiesen relacionado los síntomas con el abuso.

Ellos nos dicen algo así como. “Pero como se le puede hacer tanto daño a una personita que se supone que la quieren”.

“Como la persona que más se supone que más te tiene que querer es la que más daño te puede hacer”.

Desde luego nosotros tampoco lo entendemos, pero te ayudamos a que cierres tu herida, a que te liberes de esa pesada carga que no tienes porque arrastrar porque simple y llanamente, Tú no tienes la culpa.

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